Alejandro, Lucía, el suicidio y el absurdo existencial. "El viejo Salamano"

Buenos días mis desconocidos lectores. 

De todas las opciones que he barajado para escribir esta entrada, me he decantado por esta ya que es un ejemplo de la teoría existencialista del absurdo y la que mejor refleja el absurdo y las contradicciones de la condición y la conducta humana de Alejandro y también del hombre en general.

Y aunque parezca lo contrario es importante destacar este punto, puesto que ya he leído y estudiado "El mito de Sísifo" y "El extranjero" de Albert Camus y lo voy a comparar; ustedes lo van a comparar, cuando lean el libro "Polillas en el cerebro" para asistir como espectadores pasivos a la obra de teatro que es la vida de Alejandro y lo absurdo de su comportamiento.

"No hay sino un problema filosófico realmente serio: el suicidio. Juzgar que la vida vale o no la pena de ser vivida equivale a responder a la cuestión fundamental de la filosofía" 

Así comienza su tesis el maestro de la filosofía existencialista del absurdo Albert Camus.

"Si me pregunto por qué juzgo tal cuestión más urgente que tal otra, respondo que por las acciones a las que compromete. Nunca he visto a nadie morir por el argumento ontológico" 

"El suicidio siempre se ha tratado como un fenómeno social. Aquí, por el contrario, para empezar nos ocupamos de la relación entre el pensamiento individual y el suicidio. Un reto como este se prepara en el silencio del corazón, lo mismo que una gran obra. El mismo hombre lo ignora. Y una noche, dispara o se arroja al vacío." 

"Hay muchas causas para el suicidio y, de forma general, no siempre las más aparentes son las más eficaces. Raramente nos suicidamos por reflexión (aunque no haya que excluir la hipótesis). Lo que desencadena la crisis es casi siempre incontrolable" 

"Mas si es difícil fijar el instante preciso, el sutil trámite en que el espíritu apostó por la muerte, es más fácil deducir del gesto en sí las consecuencias que supone. Matarse es, en cierto sentido y como en el melodrama, confesar. Es confesar que la vida nos supera o que no la entendemos. Es solamente confesar que 'no vale la pena'. Vivir, naturalmente, jamas es fácil. [...] Morir voluntariamente supone que hemos reconocido, aunque sea instintivamente, el carácter ridículo de esta costumbre, la ausencia de toda razón profunda para vivir, el carácter insensato de esa agitación cotidiana y la inutilidad del pensamiento"

"El tema de este ensayo es justamente esa relación entre lo absurdo y el suicidio. [...] La creencia en lo absurdo de su existencia debe pues regir su conducta"

Es a partir de este punto cuando empiezan las hipótesis, las preguntas, la afirmación de que a él no le importa el alma cuando habla de las religiones. Analiza varios argumentos  y compara su filosofía con la de otros filósofos y escritores que también han abordado el tema desde otros puntos de vista, llegando a la frase magistral y a una de sus más debatidas conclusiones:

"Saco así de lo absurdo tres consecuencias, que son mi rebelión, mi libertad y mi pasión. A través del mero juego de la conciencia transformo en regla de vida lo que era invitación a la muerte-y rechazo el suicidio-."

Estos son tan solo unos pequeños apuntes para ilustrar lo que voy a relatar a continuación.

De hecho dentro del libro "El extranjero" hay un atisbo de luz tenue entre las tinieblas y la oscuridad. Si lo comparamos con la vida de Alejandro, esta está sumida en el más terrible absurdo, oscuridad y devenir de los acontecimientos. No obstante era preciso e imperativo destacarlo.

Vamos pues a la que yo he llamado, extrayendo fragmentos del libro que he decidido fusionarlo en un relato dentro del relato, y titulo: "La historia del viejo Salamano". Un hombre mayor que vive en una habitación colindante a la de Mersault. Mersault es el protagonista del libro, es la misma esencia de la filosofía existencialista del absurdo. Es un hombre que vive en una apatía constante antes e incluso después de la muerte de su madre. "Hoy ha muerto mamá, o quizá ayer. No lo sé." ( Así empieza "El extranjero")

La historia del viejo Salamano. 

" Al subir topé en la escalera oscura con el viejo Salamano, mi vecino de piso. Estaba con su perro. Hace ocho años que se los ve juntos. El podenco tiene una enfermedad en la piel, creo que sarna, que le hace perder casi todo el pelo y lo cubre de placas y costras oscuras. A fuerza de vivir con él, solos los dos en una pequeña habitación, el viejo Salamano ha concluido por parecérsele. Tiene costras rojizas en el rostro y pelo amarillo y escaso. A su vez el perro ha tomado del amo una especie de andar encorvado, con el hocico hacia adelante y el cuello extendido. Parecen de la misma raza y sin embargo se detestan. Dos veces por día, a las once y a las seis, el viejo lleva al perro a pasear. Desde hace ocho años no han cambiado el itinerario. Puede vérseles a lo largo de la calle de Lyon, el perro tirando del hombre hasta que el viejo Salamano tropieza. Entonces pega al perro y lo insulta. El perro se arrastra de terror y se deja arrastrar. Y el viejo debe tirar de él. Cuando el perro ha olvidado, aplasta de nuevo al amo y de nuevo el amo le pega y lo insulta. Entonces quedan los dos en la acera y se miran, el perro con terror, el hombre con odio. Así todos los días. Hace ocho años que ocurre lo mismo. Cuando lo encontré en la escalera, Salamano estaba insultando al perro. Le decía: "¡Cochino! ¡Carroña!", y el perro gemía. Dije: "Buenas tardes", pero el viejo continuó con los insultos. Entonces le pregunté qué le había hecho el perro. No me respondió. Decía solamente "¡Cochino! ¡Carroña!" Me lo imaginaba, inclinado sobre el perro, arreglando alguna cosa del collar. Hablé más alto. Entonces me respondió sin volverse con una especie de rabia contenida: "Se queda siempre ahí." Y se marchó tirando del animal, que se dejaba arrastrar sobre las cuatro patas y gemía"

Desde lejos divisé en el umbral de la puerta al viejo Salamano, que tenía aspecto agitado. Cuando nos acercamos vi que no tenía consigo al perro. Miraba para todos lados, se volvía sobre sí mismo, trataba de perforar la oscuridad del pasillo, mascullaba palabras sueltas y volvía a escudriñar la calle con los ojillos enrojecidos. Oí vagamente que murmuraba: "¡Cochino! ¡Carroña!" y continuaba agitándose. Le pregunté dónde estaba el perro. Bruscamente me respondió que se había marchado. Luego de golpe habló con volubilidad: "Lo llevé al Campo de Maniobras como de costumbre. Había mucha gente en torno de los kioscos de saltimbanquis. Me detuve a mirar 'El rey de la evasión' y cuando quise seguir no estaba más allá. Hace tiempo que estaba por comprarle un collar menos grande. pero jamás hubiera creído que esa carroña pudiera marcharse así."

Raimundo le explicó entonces que el perro podía haberse perdido y que iba a volver. A pesar de todo, el viejo pareció más agitado. "Pero ellos lo agarrarán, ¿comprende usted? Si por lo menos alguien lo recogiera. Pero no es posible, da asco a todo el mundo con las costras. Los agentes lo agarraran es seguro." Le dije entonces que debía ir a la perrera y que se lo devolverían mediante el pago de algunos derechos. me preguntó si los derechos serían elevados. Yo no lo sabía. Entonces montó en cólera: "¡Dar dinero por esa carroña! ¡Ah, qué reviente!" Y se puso a insultarlo.

Un momento después oí los pasos del viejo que golpeó en mi puerta. Cuando abrí quedó un momento en el umbral y me dijo: " ¡Discúlpeme, discúlpeme!..." Le invité a entrar, pero no quiso. Miraba la punta de los zapatos y le temblaban las manos costrosas. Sin mirarme de frente, me preguntó: " ¿No me lo han de agarrar, diga , señor Mersault? ¡Tienen que devolvérmelo! Si no, ¿ qué va a ser de mi?" Le dije que la perrera guardaba los perros tres días a disposición de los propietarios y que después hacía con ellos lo que les parecía. me miró en silencio. Luego dijo "Buenas noches." Cerró la puerta. Le oí ir y venir. La cama crujió. Y por el extraño y leve ruido que atravesó el tabique comprendí que lloraba."


A partir de ese momento no se vuelve a hablar en la novela, ni del viejo ni del perro. ¿Se habrá suicidado? ¿El perro habrá aparecido? Ambas hipótesis, ambas preguntas, quedan para la reflexión del lector. Al igual que dejo a la elección del lector este símil sobre la novela de la que trato en el blog.

En eso consiste el devenir del absurdo de la existencia humana. Al igual que Lucía que lucha constantemente contra la vida cruel y absurda que se le ha sido impuesto. Al igual que Alejandro se asoma al abismo.

Pero esto es otra historia, como decía Michael Ende, y debe ser contada en otra ocasión.


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Larga ausencia.