Suicidio ¿Tema tabú? Si. & Apuntes de filosofía existencialista.


[Desgraciadamente este es un trepa tabú y parece mentira que después de tantos siglos las religiones y las creencias de cada uno sigan velándolo como algo maldito. Pero hay mucho que hablar de este asunto que encontramos principalmente en la filosofía, principalmente la existencialista.

Por eso esta entrada aun está en proyecto. Es complicada, larga y rasca como la barba de tres días, pero como otros temas que son igual o más fuertes aún hay que abordarlo con coraje, sentido común y madurez.]

Lo iré ampliando paulatinamente, quizá en otras entradas, porque hay mucha tela que cortar y esto es tan sólo una introducción.

No creo que esta entrada sea para leerla de noche, pero estaba escuchando la canción de Nico You Forget to answer y algo me ha venido a la mente. Y es que Nico se suicidó; no en sentido estricto porque fue provocado por las drogas, pero murió de una de las formas más desafortunadas. Este no es el tema y no voy a hablar de Nico ahora porque habría mucho que indagar y es bastante duro. 

Vamos a centrarnos en el tercer punto que es el más delicado y el más susceptible de interpretación.  

Veamos que dicen en Internet sobre esto y pasare a refutarlo o no, todo depende de lo que encuentre y de mis ideas sobre el asunto a tratar. 

Yo tengo una idea del suicidio poco convencional. Lucía, la madre de Alejandro se suicida en un intento de salvarse. Y para ella eso es la salvación tras el infierno que está viviendo.  (Aquí no voy a dar pistas, hoy no. Para saber el motivo hay que leer la novela). Pero hay otras muchas finalidades para hacerlo y no precisamente porque uno haya pasado una depresión, una crisis económica, se la haya ido las manos consumiendo estupefacientes, haya tenido una pérdida amorosa (¡qué forma mas ridícula de dar fin a la vida!), se encuentre en un mal momento y piense que no va a salir y mil cosas más. 

Uno también se suicida cuando quiere y porque puede. 

En el supuesto caso de que no existiera Dios y aunque existiera, el cuerpo sólo es un disfraz prestado y lo puedes romper, arañar y golpear cuanto quieras. No me preocupo por el alma ahora. No conozco a nadie que haya vuelto de la muerte para contarnos qué tal le ha ido el viaje. Para mi lo del alma sólo son cuentos de viejas y de una caduca Iglesia Católica, Ortodoxa, Metodista.... Hay tantas religiones que hablan del alma que tampoco me voy a detener a enumerarlas.

Perdón, ahora sí estaba divagando.

Vamos al grano. 

"Definición de suicidio: el suicidio supone quitarse libre y voluntariamente la vida. El término proviene del vocablo latino moderno suicidium y su traducción aproximada es "matarse a si mismo". Entre las conductas que pueden ser un indicador de suicidio inminente aparecen los deseos de muerte (parece que este enlace que he encontrado no dice más que obviedades), la incapacidad de descargar las angustias, el agotamiento de la vida social, la introversión acentuada y el comportamiento impulsivo."

Veamos... Este es un fragmento de otro artículo más riguroso.

"Causas:

  • Trastorno bipolar
  • Trastorno límite de la personalidad
  • Depresión
  • Consumo de alcohol o drogas
  • Trastorno de estrés post-traumático
  • Esquizofrenia
  • Crisis de ansiedad
  • Cuestiones de vida estresantes"

Esto suele ser lo más habitual. El clima y las horas de sol también influyen. Se dice que en los países con menos horas de luz solar se producen más suicidios y en zonas más cálidas menos. Pero sólo son estadísticas y no se corresponden fielmente con la realidad, al menos no exacta y rigurosamente. Se producen suicidios haga frío o haga calor. en la mente del suicida esto es básicamente indiferente

Continuamos...

"Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la vida que les parece imposible de manejar. Muchos de los que cometen este acto están buscando alivio a:

  • Sentirse avergonzados, culpables o una carga para los demás
  • sentirse como víctimas
  • Sentimientos de rechazo, pérdida y soledad"

Y aquí estoy totalmente de acuerdo. El suicidio es una vía de escape, aunque no es la mejor opción.


Luego continua el artículo y bla, bla, bla.

Es evidente que es un artículo médico dónde explica claramente las causas, comportamientos, factores de riesgo, etcétera para prevenir este mal que aqueja a la sociedad y prevenir el riesgo. Así que aquí no hay discrepancia que valga.

Hay algo que siempre me ha llamado la atención sobre los dimes y diretes del suicidio y las leyendas urbanas que hablan de este asunto: el suicida siempre deja una nota de arrepentimiento, frustración, perdón, explicando los motivos por los que ha decidido dar ese paso... y a veces puede ser una nota con unas breves palabras o una carta en sentido estricto.

Esto no es del todo cierto y voy a explicar el porqué. Hay casos en que sí se produce así, debido a un estado depresivo excepcional y muy traumático dónde la persona desea manifestar su dolor más profundo así como sus motivos y arrepentimiento para dejar a los que la encuentren una pista de los hechos que han dado lugar al hecho (valga la redundancia). Pero en gran parte de los casos una persona no va a detener su propósito de quitarse la vida para escribir unas lineas, no lo considera necesario. Y es que el suicida no siempre es impulsivo e irracional, no siempre hay un motivo claro y no siempre hay una voluntad de dejar constancia, amen de que para ellos puede resultar una pérdida considerable de su tiempo y no es algo que consideren prioritario.

La idea de suicidio se puede concebir de repente, aunque en otras ocasiones esta idea es analizada, estudiada meticulosa y rigurosamente y preparada en silencio y en su mente durante meses e incluso años con la intención de que por ninguna causa ajena a su voluntad este intento sea abortado por otras personas, policía o personal sanitario. Se quieren quitar de en medio y no hay más vuelta de hoja.


Podría seguir hablando toda la noche sobre este asunto, lo conozco muy bien y puede causar bastante polémica, sobre todo en esos sectores de personas que son tan religiosas que se les puede levantar yagas, mas creo que ya es suficiente "información" por hoy.

Sin más, un cordial saludo a mis desconocidos lectores.





PD: Quiero poner al margen de página unos artículos de filosofía, ya que me resultan óptimos para hablar más de este tema. Artículos que si algún lector se siente interesado puede consultarlos.


  • https://www.researchgate.net/publication/249315052_Reflexiones_del_pensamiento_existencial_ante_el_suicidio
  • https://creators.vice.com/es_mx/article/wn4g9m/camus-y-el-mito-de-sisifo-lo-absurdo-que-es-vivir-el-suicidio-y-una-salida ( Albert Camus)
  • http://institucional.us.es/revistas/themata/43/06Castro.pdf    (Jean-Paul Sartre)
  • http://www.ub.edu/las_nubes/archivo/trece/articulos/Lynch_trece.pdf


EL SUICIDIO COMO ABSURDO.

"" El tema del suicidio es abordado no sólo por la filosofía, sino también por la psicología. He tenido que enfrentarme a él en el estudio del existencialismo, y qué difícil se me ha hecho. ¿Por qué se suicida la gente? ¿Es suicidarse una solución? ¿Hay que ser valiente o cobarde para suicidarse? Creo que todos los que han pensado el tema, se han planteado también estas interrogantes, pero hay una en particular que me dio vueltas en la cabeza durante años. ¿Suicidarse es lógico o es absurdo?

He decidido, para sentir que hago algo útil, compartir parte de mi tesis de grado en esta entrada de blog. Acá analizo el suicidio desde el punto de vista filosófico y según las ideas de Albert Camus, quien es el escritor que más desarrolla el absurdo y el suicidio como categoría filosófica. En su obra El mito de Sísifo, Camus define al absurdo como el silencio con el que el mundo responde cuando se le pregunta por su sentido. La razón humana busca respuestas coherentes y racionales, pero el mundo carece de ellas. La realidad no es blanca, ni negra, ni profunda, ni superficial, la realidad simplemente es; cualquier adjetivo que le acompañe surgirá como el producto de la interpretación lógica que realizará el ser humano. Esto deja al mundo en una especie de estado ambiguo; las posibilidades que nos deja son infinitas, pero la trascendencia detrás de ellas es nula. “La vida es una pasión inútil”[1]. La existencia es lo que uno quiera y pueda construirse, pero hágase lo que se haga, no se escapa del hecho de que la muerte pauta el fin de nuestra existencia, y de que nunca existirá una diferencia trascendente para el universo entre estar sentado alimentando pájaros en una plaza o entre luchar por la independencia de un pueblo durante toda la vida. Los esfuerzos realizados por el ser humano para encontrar el significado absoluto y predeterminado de la vida dentro del universo fracasarán finalmente debido a que no existe tal significado.

[1]Entender el mundo de esta forma es alcanzar un estado de lucidez. El absurdo es un exceso de conciencia, y como tal cambia el espectro de vida. Apreciar el mundo a través de las gafas de lo absurdo transforma aquellas cosas que antes parecían tener sentido en algo contingente y sin importancia. Y es ese el problema con el absurdo; nada importa después de él, puesto que, pase lo que pase, será inevitable que muramos algún día, y que nuestras acciones, que mucha o poca trascendencia pudieron tener sobre algunos hombres, se desvanecerán con el tiempo. Si tal cuestión es así, entonces, ¿Por qué no acelerar el proceso de muerte? Es por eso que El mito de Sísifo comienza de la siguiente manera: “No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida vale o no vale la pena de vivirla es responder a la pregunta fundamental de la filosofía. Las demás, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, vienen a continuación”[2]



Camus postula el suicidio como una posible solución a lo absurdo, pues cuando algo pierde el sentido la reacción más humana es casi siempre abandonarlo. En juego de fútbol, cuando un equipo va perdiendo por treinta y cinco goles en el minuto ochenta y siete, ¿Vale la pena seguir jugando, aún cuando se ha perdido toda garantía y esperanza de ganar? Hasta el fútbol, un deporte que el mismo Camus consideraba hermoso, parece perder el sentido en tal escenario. Sin embargo, que el mundo o un juego no tengan sentido no significa que no valga la pena vivirlo o jugarlo. Abandonar el partido o suicidarse, es ceder ante el absurdo, es perder la oportunidad no sólo de vivir, sino de existir. Suicidarse es un desprestigio a la vida y a sus posibilidades, por más intrascendentes que sean.  Lejos de ser un acto de valentía, equivale a un escape engañoso. Suicidarse es evadir el problema, no enfrentarlo. Postular el suicido como solución ante lo absurdo hace parecer a Camus como un gran pesimista o fatalista, pero no se puede estar más errado. Si bien es cierto que ahondar en la importancia del suicido desde el punto de vista filosófico llama la atención (lo cual, a efectos de suscitar la controversia va de las mil maravillas), no es esto el eje central de su pensamiento. Camus primero pretende el suicidio como solución, pero luego lo repudia y lo descarta, pues el suicidio no es una consecuencia lógica del absurdo.

Fe ciega copia. También, repudia la solución teísta del religioso, como la de Kierkegaard. La falta de sentido del mundo, el divorcio que nace entre la conciencia y la realidad, se explican en el hecho de que Dios no existe, por lo que se carece de un punto de vista que lo dictamine. Para Camus, responder con “Dios” a todas las preguntas universales no cura del absurdo al lúcido; más bien le fusila la lucidez. No existe garantía de la existencia de Dios; las revelaciones, las cuestiones espirituales y demás hechos divinos están basados en sensaciones e inferencias, lo que les deja un gran margen de subjetividad e incertidumbre. Esto hace que la creencia en Dios no sea lo más racional que se diga[3]. Esto es a lo que Camus llama el suicidio filosófico, y lo entiende como la aniquilación total de la razón. Es, al igual que en el suicidio, no responder la pregunta ni enfrentarla, sino más bien evadirla. Incluso es en cierta forma hasta cultivar la irracionalidad [4], puesto que equivale a deshacerse de la clarividencia con la que el absurdo nos embiste por no saber cómo manejarlo. Esto no hace a Camus ateo del todo; quiere creer, pero no se encuentra convencido. Por lo tanto, el planteamiento de la fe no le vale.

Por ello, Camus revela que el absurdo no puede ser un final, sino más bien un comienzo. Al absurdo le surgen dos respuestas; el suicidio o la esperanza, y es de esta última de la cual decide hacer apología. A partir de la lucidez de tal espectro interpretativo, el hombre puede asumir de una forma distinta su existencia. Si bien es cierto que el universo es humanamente indigerible por su dimensión, por su condición absurda, y por lo minúsculo del hombre ante él, eso no deshace en el hombre la ilusión de encontrarse o fabricarse algo mejor. El hombre es un ser de posibilidades, y la esperanza es una más de ellas, con la diferencia de que ésta puede inyectarle sentido a la existencia a través de la expectativa. El suicidio no es el camino a seguir porque desvaloriza las cosas de la vida. El hombre esperanzado valora lo que le rodea, así entienda que le es inútil al mundo y también viceversa. Es por eso que Camus rememora a Sísifo, un hombre cuyo castigo es empujar una piedra hasta la cima de una montaña, para luego verla caer y buscarla de nuevo, a fin de repetir la operación por el resto de la eternidad. Los hombres no son distintos de Sísifo; vivir, no en el simple acto, sino con todo lo que involucra en una vida tan construida como la que ofrece la sociedad, no es muy diferente a empujar la piedra por el resto de nuestra vida hasta que la muerte nos separe de ella o hasta que ésta nos arrolle. Sin embargo, Sísifo, ante tal condena eterna, puede que sea feliz a veces, puesto que el hombre puede encontrar placer en una actividad inútil, ya que le hace ser él mismo y le mantiene esperanzado saber que lo que hace depende de sí mismo: “Toda la alegría de Sísifo está ahí. Su destino no le pertenece. Su roca es suya. Del mismo modo, el hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos (…) El hombre absurdo dice ‘sí’ y todos sus esfuerzos ya no tendrán término. No hay un esfuerzo personal, pero sabe que es dueño de sus días” [5].

Sísifo

La intrascendencia del hombre ante el absurdo es lo más trascendente que puede ocurrirle al hombre. Sin embargo, el hombre necesita menos que eso para ser feliz: “Cada uno de los granos de esta piedra, cada fragmento mineral de esta montaña llena de oscuridad, forma por sí sólo un mundo. El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso”[6]. El hombre puede resignarse a no vivir la vida, o también puede vivirla a pesar de lo absurdo de la misma, y en esto último consiste la esperanza; en no evadir ni escapar, sino en aceptar y vivir pese a ello. No es lo mismo ignorar el absurdo y vivir la vida, que vivirla consciente de lo absurdo de la misma. Mantener la esperanza termina siendo igual a sostener una actitud de rebeldía ante la vida; rebeldía por negarse a caer en la trampa que el absurdo arroja.


[1] Aunque es una cita de Sartre, al menos esta vez representa lo que Camus quiso decir. Sartre y Camus fueron compañeros unas veces, y adversarios otras, por lo que ciertas nociones existencialistas son similares entre uno y el otro.

[2] CAMUS, Albert: El mito de Sísifo, Editorial Losada, S. A., Buenos Aires, 1953, pág. 11.

[3] Tal pensamiento ilustra que Camus es en efecto ese hombre incapaz de dar el salto de fe.

[4] Es necesario recordar que Kierkegaard está inscrito por la historia de la filosofía dentro de la tendencia irracionalista, pero no porque su planteamiento sea incoherente, sino porque lo construye en oposición a la sobre-racionalización imperante en la filosofía de su época.

[5] CAMUS, Albert: El mito de Sísifo, Editorial Losada, S. A., Buenos Aires, 1953, pág. 61.

[6] Ibid. Pag 61. ""

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