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Mostrando entradas de octubre 8, 2017

Nota del autor/ Breve biografía

Muchas vueltas le he dado a este tema desde que el paquete con diez libros llegó a mi casa y pude leer la novela. Ya comentaba en una de las primeras entradas que había una cierta censura en mi libro. Voy a explicar esto. No voy a criticar la editorial ya que ha trabajado rápido y bien. Sin embargo, una vez que leí mi libro y lo comparé con el manuscrito, vi que había modificaciones que no me terminaban de convencer pese a que les dije por e-Mail y por teléfono que conservaran el original y lo tocaran lo menos posible y también hay fragmentos que se han suprimido. Puede ser por causas "legales",  que yo nombre algunas marcas, no creo haberlo hecho, no es mi forma de escribir, o una cuestión de estilo que no supo respetar correctamente el editor. Es importante reseñar que a causas que ahora enumeraré, no pude leer detenidamente las correcciones que me enviaban ( trabajo, cierta presión de la editorial por publicarlo, aunque hubo un lapsus de un mes durante el cual no sup

El extraño del parque

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Esta es otra de esas entradas difíciles que me producen una jaqueca tremenda porque es necesario hacer una autopsia meticulosa y precisa de cada tema. Por eso estoy analizando bien el título que ponerle ( que ya creo haber dado con él). Salí a pasear, como suelo hacer a diario, y me estaba debatiendo entre dos tema: la familia y las personas a las que llamamos con un vocabulario políticamente correcto "especiales". Y es que lo son. Posiblemente los más especiales; esos renglones torcidos de Dios que tan excelentemente describe en su libro Torcuato Luca de Tena. Libro que si no han leído o lo han leído hace ya muchos años recomiendo su lectura y/o relectura nueva y encarecidamente. De la familia poco puedo decir, ya que yo no tengo y la que tengo, si se puede considerar familia, rara vez ha estado a mi lado, por no decir que a partir de cierta edad se fueron alejando* . Ese es el motivo por el que siempre hablo de mi hermano, ya que es la única familia que tengo.

Les amis

Esta entrada la escribo con una especie de mezcla entre la melancolía y la decepción. No sólo porque voy a hablar de Alejandro sino porque también voy a hablar un poco de mi. Los amigos. Esas extrañas personas que aparecen en tu vida y después o se quedan o toman trenes diferentes en su vida o simplemente te sorprenden de forma desagradable o extrañamente agradable. Los amigos que te decepcionan porque has depositado en ellos unas "expectativas" que se evaporan como el humo de un cigarrillo en un cenicero lleno de colillas que ya apesta. Unas expectativas que realmente nos creamos nosotros mismos, porque nadie es perfecto ni va a serlo nunca. Así es la raza humana. Los amigos, que van y vienen y a veces se alejan durante años y luego reaparecen como un rayo de esperanza o un relámpago que te atraviesa desde la coronilla hasta la planta de los pies, sacudiendo tu estructura para bien y para mal, quemándote y calcinándote sin que sepas muy bien qué es lo que ha pasado.  

Divagar y relatar

Esta entrada es más lingüística que otra cosa, no obstante y a propósito de una conversación con una persona me ha parecido prudente y necesario exponerlo. Vemos a lo largo del libro que en algunas ocasiones Alex divaga cuando está contando su historia grabada con una cámara o escrita en un ordenador. Eso nos resulta incoherente y perturbador. Podemos llegar a pensar que está loco o paranoico, sin embargo es algo que las personas hacemos más a menudo de lo que creemos. ¿O acaso un filósofo o un científico no divagan sobre sus teorías cuando las están explorando? ¿Acaso no te has encontrado alguna que otra vez dándole vueltas a un hecho sin encontrar una respuesta o encontrando ante tantas que te sientes perdido y acaba doliéndote la cabeza? Y de repente vuelve a su relato habitual de los acontecimientos, lo cual nos resulta una seca caída al vacío o la cruel realidad.   Alex divaga cuando está ante el Tribunal Médico, divaga cuando le sube la fiebre en Noche Vieja, divaga cua

Alex

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Alejandro. ¿Qué podemos decir de Alejandro? Alex ha sido el personaje que más quebraderos de cabeza me ha dado y de seguro les dará a los lectores. Como se plantea en la contraportada del libro ¿está realmente loco? Eso es algo que tendrán que dilucidar ustedes. Apenas si sabemos algo de él. Alguna descripción física y de comportamiento, sin embargo no tiene rostro, no sabemos nada de su alma ni de su psique. Y mucho menos de lo que realmente siente o piensa. Aunque esta afirmación les resulte paradójica. Alex es un muchacho de clase media-alta con un padrastro alcóholico y putero, un hermanastro que para él es su hermano mayor y una madre normal. Sabemos que tiene amigos y que habla consigo mismo. Y ¿quién no habla consigo mismo aunque lo niegue a los demás? Sabemos que pasea y tiene una buena salud física. Sabemos que tiene miedo como todos los mortales. Sabemos que tiene mascotas. Y sabemos que tiene muchas cosas que contarnos. Alejandro empieza hablando en primera

Mis padres

Ahora que me encuentro escuchando el disco de Nico "Innocent and vain", me ha venido a la cabeza algo de lo que no me gusta hablar, pero no puedo dejar pasar si alguien quiere entender el libro, que ha sufrido una espacie de "censura" y es importante reseñar para quien lo lea, así como para que entiendan la historia que les voy a relatar a continuación. Todos estos son recuerdos lejanos que de una forma inconsciente se quedan clavados en la mente y me apremian porque quieren salir. Mi padre, no se puede hablar mal de él, era una gran persona. Un hombre bajito, medio calvo, con gafas y bigote que le daba un cierto aire a un actor de cine, si mi memoria no me falla, creo que a Jose Luís López Vázquez y otro medio aire a Francisco Franco. Tenía una gran visión para los "negocios" y una pésima visión para la familia. Podría decirse que en casa del herrero cuchara de palo , o como dicen en algunas zonas de Andalucía, era de la Virgen del Puño. Cuando

Breve introducción a Polillas en el cerebro.

Hace muchos años empecé a escribir una pequeña novela a la que aún no había puesto ni imaginado el título, eran retazos de una situación personal que se convirtió en una constante durante unos siete u ocho años.  Apasionada de la psicología, también incluí fragmentos que se amontonaban en la memoria de mi infancia y adolescencia. Una visión de una niña o un niño no es la misma que la de un adulto y con los años compruebas que lo que se magnificaba entonces de una manera que escapaba a la vista, luego adquiere un tamaño normal.  Por aquel entonces la ciudad en la que vivía era obscura, sucia y a veces hasta fantasmal. Las calles, con los años fueron cambiando, así como la decoración y la gente que la poblaba. Los comercios estaban limpios, pero daban sensación de polvo flotante y cajas de cartón y artículos amontonados en estanterías de madera. Igual pasaba con las tiendas de comestibles y demás.  Paseaba con mi primo-hermano ( a quien llamaré, a partir de ahora hermano, p